No recuerdo cuándo fue la primera vez que escuché que había sombras en nuestro ser, o que nuestro comportamiento era sombrío.
Tampoco recuerdo cuándo fue que escuché lo mismo de nuestra luz (aunque sí que sabía lo que era dar a luz)
Sea como fuere, a lo largo de mi vida todo, absolutamente todo, se ha ido dibujando a través de mis luces y sombras, cada día sin excepción.
Lo que sí he elegido estos últimos años es cómo deseo amar cada una de ellas, desde lo más profundo y denso de mi ser hasta esa superficie más ligera.
Y a través de esa elección voy aprendiendo a dibujar con amor cada una de mis luces con mis sombras y cada una de mis sombras con mis luces.
Esto me hace sentir hogar en mí y a su vez me da paz, equilibrio.
¡Un abrazo y mucha música!


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